Sobre la tecnología y la mala educación

marzo 27, 2011

Foto: http://sophimania.blogspot.com/

Debo reconocer que soy contestatario, que digo las cosas sin medir cuánto pueden llegar a herir a alguien y que luego pienso que no debí haberlo dicho por la herida que causaron, pero también debí decirlo porque no aguantaba más. Y gracias a eso, varias personas me han dicho mal educado por meterme y opinar sobre sus opiniones, pero es que eso de ser tan amigo del debate es lo que me lleva a polemizar muchas cosas. Entonces si es por eso, si, soy mal educado. Pero eso si no soy tan mal educado como vos.

No voy a generalizar y tampoco voy a señalar a una sola persona, el que lo quiera tomar, que lo agarre para sí mismo y diga: “Carajo, yo soy asi” o “Carajo, este man qué se cree”. Pero si hay algo que maldigo y que me desespera son tus audífonos en los oídos o tu dedo pulgar y tus ojos puestos en la pantallita de tu teléfono móvil de última generación que te impiden prestarme atención cuando hablo.

Esta es tal vez la más grande muestra de mala educación de este tiempo moderno, donde la tecnología la llevamos casi que implantada en la piel, pero que ha rayado en los límites de educación tales que impiden que una conversación se desarrolle de manera fluida y hasta a veces que se desarrolle.

Porque se han dado casos de hombres declarándole su amor a una mujer, con un par de rosas en la mano o una chocolatina y ella, muy bonita está con los audífonos puestos escuchando Fonseca a todo volumen, asintiendo y sin siquiera quitarse uno de ellos. Al final le preguntas qué le dijiste y responderá entre risas:”Si, eso que dijiste, estoy muy de acuerdo” o hay gente que si escucha lo que le dijiste, pero realmente, ¿hasta que grado somos capaces de tolerar eso? yo soy una persona que piensa que cuando habla con una persona con sus audífonos en los oídos se va a perder la esencia de lo que digo.

Ni hablar de los que mantienen sus dedos y ojos atentos a lo que les dice su amigo virtual al otro lado del charco y no están presentes en la conversación contigo, es más, están leyendo y cuando les conversas ellos sonríen mientras miran la pantalla y tu, que les estás hablando de la enfermedad terminal de tu abuela, piensas que está riéndose de lo que le cuentas, pero luego recuerdas que no, que está más metido en su plan de datos que le vale un platal y lo debe aprovechar, que en la vida real que te está pasando.

Si, son avances tecnológicos muy buenos para la comunicación, para el entretenimiento. Y reconozco que extraño mi reproductor de música, pero también debo decir que cuando lo tenía lo primero que hacía era quitarme los audífonos para escuchar atentamente qué me iban a decir. Es más, cuando escucho música en el computador, me tomo la tarea de bajarle volumen a los parlantes para escuchar atentamente a mi interlocutor y así ofrecerle un poco de respeto.

Pero para qué vamos a hablar de respeto en este tiempo moderno en el que los jóvenes le pegan a los padres porque no les compran el celular que sus compañeritos de clase tienen, o donde los jóvenes ven a los ancianos en la calle caminando despacio y se burlan de ellos en vez de ayudarlos a cruzarla.

Igual, no aspiro cambiar el mundo con esto, simplemente pedirles que por favor sean capaces de darle “Stop” a sus reproductores y quitarse los audífonos o de echarse al bolsillo el celular última generación para que quienes queremos seguir conversando como en los viejos tiempos sintamos que podemos hablar con amigos a los que cada vez queremos hablarles menos por su atención desviada a otras actividades mentales.

Y si de pronto les queda tiempito, pueden hablar con esos viejos de los que se burlan y no ayudan a cruzar la calle, para que él les cuente qué pasaba con alguien que no hablaba con un interlocutor y es más, les puede también enseñar a escribir en sus aparatitos de última generación, o sólo les puede enseñar a escribir, pero eso será motivo de otra discusión a la que le dedicaré tiempo también.

 


¿Locos o Cuerdos?

febrero 1, 2011

Foto: http://www.bbc.co.uk/mundo/noticias/2011/01/110129_galeria_egipto_quinto_dia_mr.shtml

 

“Esos egipcios están locos” me decía un amigo mientras discutíamos la situación del país africano. Yo haciéndome preguntas al respecto deduje que no, pues la locura es otra cosa, diferente de la revolución.

Pero luego de pensar las cosas me di cuenta que realmente era una guerra perdida, hoy que todos los de mi generación se autoproclaman locos cuando sus ideas son diferentes y que dicen Te Amo con solo conocerte.

La locura, realmente no es pensar diferente, sino hasta el personajillo que hay detrás de estas letras también estaría loco. Es más, creo que si la locura fuera tan fácil de asimilar, los hospitales mentales serían de cordura y te internarían en ellos cuando dejaras de pensar diferente.

Pero ¿Qué tan diferente están pensando esos que se autoproclaman locos?

Si son tan locos por cómo se visten o piensan, tal vez no harían parte de ese montón de esclavos de apariencias, porque si, esos que se dicen locos son los que te acepan en su grupo de amigos por tu forma de vestir, tu raza, religión, incluso por la música que escuchas y hasta la manera de llevar el cabello.

Además, si son tan locos y los egipcios son tan locos ¿En qué se parecen? Si los locos de África están levantados para defender su libertad y abolir muchos pensamientos conservadores y opresores que los agobian y los locos de acá piensan igual a todos, se visten igual a todos, escuchan la misma música de todos y la protesta que hacen se limita a poner un link en Facebook y hacerlo solo porque se le cayó el estampado de su camiseta Diesel o porque sus tenis Nike se rompieron. Pero que cuando les propones salir a las calles y pedir un salario justo, un empleo digno, salud garantizada y educación de calidad, recuperan su cordura y el loco eres tu, quien se quiere poner a protestar por cosas que sí valen la pena.

A mi modo de ver los egipcios, tunecinos y otros pueblos que también se levantarán, están demasiado cuerdos, porque en vez de entrar a las redes sociales a mirar que tan bonitas y comentadas están sus fotos, o si fulanito se hizo novio o terminó con peranita, aprovecharon esa masividad y decidieron hacer una protesta en pro de sus derechos de libertad a escribir, leer y expresar lo que la internet les ha mostrado.

Entonces, sin medir más cosas, digo que me parece más loco aquel colombiano que se autoproclama loco, critica el gobierno y a la hora de presentar soluciones se sienta a esperar a que dios se las dé, mientras que esos que gritan que se tienen que unir todas las religiones para ser libres y son egipcios y oprimidos, por ser jóvenes, tomar sus tenis, salir a las calles y gritar que quieren ser simplemente Libres, son más cuerdos que cualquiera de nosotros y yo, quisiera ser uno de esos cuerdos para ser capaz de levantar más aún mi voz.

 


Al natural

enero 15, 2011

Foto: http://www.guapadicta.com/

Lo único que me gusta del maquillaje es su olor, pero por mi problema de rinitis no lo tolero, entonces creo que no me gusta nada de él.

Desde que nací, mi vida puede decirse que ha girado en torno al maquillaje, o al menos la infantil. Mi papá tenía una caja llena de éste milagroso invento que es capaz de modificar la apariencia de un rostro. Si, mi papá. ¿Por qué? Es teatrero.

En fin, a eso no me refiero, me refiero es a por qué no acepto ni tolero el maquillaje.

Pintarse la cara, modificarla y maquillarla, me parece un arte, porque es capaz de ocultar o exaltar expresiones de alguien y nunca, óigase bien, nunca he estado de acuerdo en que lo usen como vanidad.

Asi como lo dije en el post sobre gafas oscuras, el maquillaje cuando se usa como vanidad también me parece una manera de ocultarse, me parece un grado de inseguridad y desconfianza en lo que es usted, niña o niño, como persona.

Si, inseguridad, tener que recurrir a químicos para poder agradarle a alguien y no tanto a alguien, agradarse a uno mismo, eso es una gran muestra de una autoestima baja, inconformidad que llaman. ¿Pero de qué estoy hablando? ¿Inconformidad? ¡Si eso no existe!  Acá todos estamos conformes con lo nuestro, cada vez queremos hacernos más cirugías plásticas para parecernos a la súper modelo que luce las tangas de encaje o queremos hacernos bypass gástrico para tener el abdomen de alguno de los modelos de las vallas de calzoncillos.

Me quejo, porque realmente si usted es una chica de esas de maquillaje no me atrae, simple, porque tengo hasta un pensamiento que me dice que esas personas no se valoran, si, porque desde muy pequeñas caen en las manos de ese monstruo malo y daña caras que llaman maquillaje y que por muy bonito que se lo pinten en los comerciales, no es real.

Es más, hoy, vi eso que tal vez me impulsó a escribir esto, y me pareció el colmo. Porque aparte de su inseguridad con la belleza facial, me topé mientras esperaba el bus, sentado en una acera de la autopista sur, con un grupo de chicas en un Renault Twingo con sus senos maquillados. Tal vez se preocuparán por la profundidad del maquillaje, porque se los resalte al máximo, pero ¿por qué no piensan en nosotros?

No se, eso no es de pensar, a veces cometen el error de maquillarse tanto que esa belleza que tal vez le atrae a uno se va al piso de un momento a otro.

Imagínese usted, hombre, debería ser feliz con una mujer que se maquilla, porque cuando se case, cada mañana se va a despertar con una mujer distinta. Y yo sería de los que le preguntaría: ¿Oye, cómo te llamas? ¿Anoche como llegué a casa?

En fin, ahora imagínese si esa, su esposa, es de las que se maquilla los senos. ¿Le gustaría que mientras esté en la cama con ella, dispuestos a “hacer el amor” se encontrara en una de sus lamidas con el sabroso sabor de la base? Creo que no. Es más, si eso mancha, y se riega y se cuartea, ahora el revoque no sería solo en el rostro, sino también en el pecho y usted se podría hasta quedar con el pecho de su señora en las manos.

Es mi opinión, no espero que alguien esté de acuerdo conmigo, simplemente quería sentar y dejar claro que me gustan las chicas sin maquillaje, me parecen más bellas así que con tres capas de maquillaje, lo que vulgarmente llaman “Latonería y pintura” y si usted tiene mucha autoestima y se maquilla, no le crea a los comerciales y arriésguese a salir sin maquillaje y cuente cuántas miradas levanta en una salidita así, NATURAL.

 


Tras los lentes oscuros

diciembre 14, 2010

Foto: http://www.creativoscolombianos.com/profile/EmilianoArango

 

Las gafas oscuras son para mí esa viva representación de lo que cuentan los libros y las películas de antaño y realeza, que se suponía hacían las máscaras. Buscan atraer, seducir y hasta dar estatus a personas que a veces simplemente las usan como un adorno. Pero no quiero hablar de la belleza o el significado que puedan tener, sino de la desconfianza que me generan.

No confío en las gafas oscuras, porque no me permiten ver los ojos y si no veo los ojos de la persona, siento que no estoy hablando con nadie. Las gafas oscuras esconden belleza, alegría y tristeza, esconden enfermedades, mentiras y verdades, esconden golpes, ojeras e irritaciones, y todo lo que se pueda usted imaginar, pero aunque ocultan todo eso no es por eso que me generan desconfianza.

Me generan desconfianza porque yo, desde mi punto de vista, cuando me pongo unas gafas oscuras, no le presto atención a nadie, tal vez por mi déficit de atención, que hace que mientras estás hablándome de algo yo me vaya a un país lejano, salve el mundo y vuelva a dónde estabas, y ni me acuerde de lo que me dijiste, o porque con el verde o azul o blanco que me permite ver el lente oscuro, me pongo a jugar a comparar colores del mundo con y sin lentes. Entonces en vista de que yo con unas gafas oscuras me estoy fijando más en cómo se me ven o en cómo se ve el mundo me he imaginado que el resto de las personas también lo hacen, por simple descarte o porque simplemente las gafas oscuras sirven para hacerte el que mira pero que realmente no lo hace.

Y ¿Por qué me voy lejos? Pues soy miope y solo tengo mis lentes de verdad, esos claritos, casi culo de botella, entonces con unos lentes oscuros no veo más allá de mi nariz, así que por eso mi distracción tal vez.

Y no solo eso me da desconfianza de las gafas oscuras, sino que yo tengo un problema, o algo, aun no sé cómo llamarlo y es que siento cuando me están mirando y muchas veces la gente de gafas oscuras oculta su mirada, para reparar a las personas, burlarse y hasta coquetear con uno, sin que tal vez uno se dé cuenta. Pues aquí señores les digo, Muchos, pero Muchos de nosotros, sentimos cuando nos están mirando y no hay gafas oscuras que lo oculten. Y lo peor de eso es que es incomodo, uno no sabe para donde moverse o por qué se están riendo. Así que si usted va a hacerlo, hágalo de frente y no utilice sus gafas para mirar a la gente y hacerse el pendejo, porque muchos lo sentimos, o al menos yo, lo siento. Y eso de estar en el metro leyendo o escuchando música y que un idiota esté mirándote, riéndose y haciéndose el desentendido no es bueno.

Otro de los motivos por los que escribo esto es porque esa desconfianza es algo que ya he hablado con amigos y en lo que hemos coincidido es en que Las gafas oscuras son el mejor invento para las feas. Es un pensamiento machista, no lo sé. Pero te puedo asegurar que a más de uno de nosotros nos ha ocurrido que vemos una mujer súper bonita con unas gafas oscuras gigantes que se le comen media cara, y apenas se las quita uno quiere salir a perseguir a las gafas para hacerles el reclamo de la muchacha bonita que prometieron.

Pero bueno, igual, antes que fijarme en unas gafas oscuras y esas cosas de una chica, me interesa saber por qué se ponen los lentes esos, igual, yo ya sé el concepto de mujer que me gusta y la de gafas oscuras no es, asi como tampoco es la de maquillaje y mucho menos la niña de catorce años de tacones, lentes de contacto claros y cabello rubio teñido que ayer me mataba el ojo en el bus.

Sin embargo, por estos motivos y otras cosas, pienso que las gafas oscuras son más una distracción y un adorno que la gente no debe usar, al menos en una ciudad donde llueve todo el día como Medellín. Pero si usted se las pone y piensa que son bonitas o que no pierde la atención de una persona cuando le están hablando, bien pueda y sígalas usando, si no le gustó esto, putee tranquilo, bienvenidos son los insultos.